HISTORIA Y CULTURA DE TACORONTE
Tacoronte se encuentra en la ladera norte de la Isla de Tenerife. Se extiende desde el mar, donde existen importantes acantilados, hasta la cordillera dorsal alcanzando una altura de 1200 metros.
El municipio limita con El Sauzal, El Rosario y La Laguna. Tacoronte es de orografía accidentada, presentando importantes desniveles entre un barrio y otro, y en el que además, en zonas de medianías, sobre los 400 y 800 metros de altitud, aparece una franja, que debido a las buenas condiciones del clima y bondad de los suelos, es muy propicia la agricultura. Su máximo estandarte lo representa el cultivo de la vid que produce caldos de prestigio internacional, junto con hortalizas y otros productos, en su mayor parte de secano.
En Agua García se localiza una importante reserva de Laurisilva, especie del Terciario, que hoy en día conserva zonas con gran variedad de especies únicas de fauna y flora.
El municipio ha crecido de manera considerable en el último medio siglo doblando su población hasta situarse en torno a los 24.000 habitantes.
Tacoronte se extiende caprichosamente a través de las carreteras y caminos que se han ido construyendo a lo largo de su historia. Algunos barrios de gran importancia por su antigüedad son El Casco Urbano, constituido por Santa Catalina (núcleo fundacional de la Ciudad), El Calvario y El Cristo, San Jerónimo, San Juan, La Caridad, a los que en los últimos años se han ido sumando otros núcleos de gran importancia como Agua García y Barranco Lajas, Los Naranjeros, Lomo Colorado, La Luz, El Pris y Mesa del Mar, entre otros.
Historia de Tacoronte
Cuentan que Tenerife antes de la llegada de los conquistadores estaba gobernada por un sólo rey, asentado en el sur de la Isla. Sus nueve hijos repartieron la isla en Menceyatos, estando Tacoronte regentado por uno de ellos. Los pobladores prehistóricos de Tacoronte vivían en cuevas (auchones), muy cerca de la costa, en grutas naturales excavadas en acantilados de unos 500 metros de altura, probablemente para beneficiarse del buen clima de la zona y aprovechando la orografía accidentada para refugiarse de los posibles peligros.